miércoles, 4 de septiembre de 2013

Los padres culpables de los nombres

Es una de las cosas que no escogemos en nuestras vidas y que lo llevaremos por siempre, salvo en casos muy extremos que hagamos tramites para cambiarlo claro está.
Quien no tiene un amigo o por lo menos un conocido con un nombre extraño, en el colegio, creo yo que el mas raro era el de mi buen amigo Morfi, el mio no se queda atrás, Edwin, y que me dicen de Herbert, que ni siquiera el profesor de inglés lo sabía pronunciar, por cierto el mío incluso familiares no lo pronuncian bien y me llaman Ewin.
Ami me pusieron Edwin Fernando porque mi padre se llamaba así.
Pues el nombre de cada persona solía escogerse para transmitir ciertas características o poderes implicados en el mismo, y cada uno tenía un significado especial, por ejemplo el mío significa "amistad que prospera". Con el uso y la evolución del lenguaje ello se fue perdiendo, y ya se empezaron a poner nombres que a los padres les gustaba mas, o en todo caso si nacías en la fecha de algún santo o virgen pues te tocaba ese nombre.
Para explicar el resto de mi relato tengo que desviarme un poco del tema e irme hacia mi SERUMs, sí, nuevamente a ese recóndito sitio de la sierra de Piura en donde ejercía de médico rural. Pues en aquel puesto de Nangay de Matalacas teníamos pocos recursos, pero al ministerio de salud eso le importaba poco, tu tenías que controlar a las embarazadas donde estuvieran, y teníamos 6 poblados el mas cercano a 30 minutos caminando y el mas lejano a 4 horas, pues el ministerio quería que las mujeres vayan a dar a luz al puesto de salud, era de risa, eso jamas ocurriría, por lo que los partos eran en sus hogares. Las mujeres confiaban mas en las "comadronas", que eran señoras parteras empíricas pero con experiencia, que en nosotros los médicos que llegábamos por tan solo un año y nos íbamos, era lógico que las embarazadas lo dejen todo en manos de las que habían traído al mundo a medio pueblo, incluso a la misma gestante.
Bueno ante ese escenario nos enfrentábamos; mujeres desconfiadas, distancias enormes, sin recursos, y con una "competencia" a veces poco colaboradora ya que era su negocio. 
Recuerdo aquella noche que tocaron la puerta para avisarnos que Juana estaba con dolores de parto, por suerte era de los poblados mas cercanos, a tan sólo 40 minutos, mochila al hombro y con mi auxiliar de enfermería fuimos a atender el parto, entramos a un cuarto oscuro, tan solo un mechero de kerosene alumbraba pobremente esa habitación, por el gemido de dolor supe donde estaba la parturienta, palpe abdomen para ver situación del bebe, pero no se me permitió el tacto vaginal, eso era casi una ofensa, así que a esperar a que llegue el momento. Angustiado porque pasaban los minutos y aun no había señales de que ese niño asomara, las contracciones se hacían mas intensas y seguidas, ni siquiera rompía bolsa, le dije que por su bien tenía que hacerle el tacto vaginal, asi lo hice y el bebe venía en mala posición, deflexionado parcialmente es decir su mentón chocaba con la pelvis de la madre, ahí decidí trasladarla al centro de salud, y la gente del pueblo empezó a moverse para hacer una camilla casera (chakana) y hacer turnos para llevarla, sin embargo la madre de la gestante no quiso y me dijo que llamaría a la comadrona, en ese momento me sentí humillado, vilipendiado, una basura, pero tenía que respetar sus costumbres, llegó la susodicha y dijo que no salía el bebe porque era niña y tenía vergüenza porque estaba yo en la habitación, bueno me retire con furia interna, y las dejé a solas.
Pasaron 15 minutos y no podía esperar mas, una muerte fetal o materna era motivo para que vengan, y no exagero, un equipo de investigación de la gerencia, del departamento, de la región, de Lima del ministerio de salud, y justo cuando iba a decirle que se retirara ella salió y me dijo que no podía hacer mas.
La gestante "rompió aguas" y de pronto milagrosamente dijo se me viene el hijo, y la comadrona salió de la habitación y me dijo: "usted que sabe, sáquelo!", así lo hice y así nació Edwin Fernando, con el labio y el mentón hinchado como un boxeador, sí, fue el primer parto de unos tantos que atendí en Nangay, y es por eso que en esa región del Alto Piura habrá algunos tocayos de este que les relata.
Realmente me sorprendió la noticia, todos los nacimiento tenía que certificarlos y por ende poner el nombre que sus padres me dijeran, y cuando llegó la señora con una botella de "champan", si asi decía en la etiqueta, y diciendo quiero que se llame como usted doctor, me emocioné mucho.
Otros son tocayos por pura casualidad, sus padres querian llamarlos foquita farfan, osama binladen, bush, mujamad ali, y al negarme les pusieron mi nombre.
Antes de poner los nombres piensen bien, y recuerden que en Pacaipampa hay un chico llamado Disneywor, peor que ese nombre no le pondrán.

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