martes, 30 de septiembre de 2014

Politiquería

Cuando se acercan los comicios, ya sean municipales, presidenciales, o a cualquier cargo político que se refiera, empieza el debate en las calles y en la vida diaria, quieras o no te conviertes en parte del sistema electoral y terminas inmerso en la política, así pienses y estés convencido que todo apesta y es corrupto, terminas hablando del tema e inclinando la balanza por algún candidato.
Recuerdo claramente cuando fue la primera vez que se me pusieron los pelos de punta al ver como podían unas elecciones influir tanto en las familias que hasta los hijos terminaban opinando, y fue en el colegio, en el 84 cuando se preparaban las elecciones presidenciales y en mi aula empezó un debate improvisado, no recuerdo ni el como ni el por qué, pero terminó con la mayoría de niños gritando a favor del APRA, a favor de Alan García, estoy seguro que ninguno de nosotros pensaba que aquél hombre de verbo florido, cuya juventud cautivaba y que utilizaba la ideología de Haya de La Torre para enamorar hasta al mas derechista sería el mas indicado para gobernar nuestro país, nosotros tan sólo unos niños ya estábamos en la política por nuestra familia , increíblemente pasaron tres años y todos mis "compañeros", nunca mejor dicho ya que así se hacen llamar los apristas, negaban que su familia haya votado por Alan y repudiaban al APRA, y los que seguíamos a favor y me incluyo, callábamos por miedo al bullying político infantil.
Que si ese gobierno fue bueno o malo, es discutible, lo que si tengo claro es que luego este mismo presidente, perseguido por el dictador Fujimori (recordemos que dio un golpe de estado, bien o mal también es discutible) tuvo un segundo gobierno, nuevamente movió a las masas y pudo convencer que era la solución a los problemas del Perú, un gobierno corrupto destruyó lo que era la ideología aprista, sin duda una mala opción y una decepción.
En fin, a lo que iba, desde nuestra infancia estamos metidos en la política, en el Perú votar es un derecho y también un deber y es obligatorio, en España es voluntario, no tengo claro que sea mejor, acá en España mucha gente habla de lo mal que hacen las cosas el bipartidismo pero esos mismos que hablan mal no van a las urnas es decir si no los obligan como en Perú jamás se sabrá su voluntad, pero luego ves las encuestas en Perú en épocas de elecciones y te das cuenta que la gente vota al mal menor, es la historia de siempre, votamos al que pensamos menos daño le puede hacer al ciudadano, ahora último con el pensamiento de "roba pero hace obra", uno se queda boquiabierto, es decir no es que votes porque le creas al presunto ladrón su inocencia sino que sabes que es culpable pero con tal que te de lo que quieres votas por él, cómplices de un robo, increíble.
Pero particularmente me gusta el debate político, me gusta escuchar los argumentos de todos los candidatos y sus seguidores, y me doy cuenta cuanto fanatismo puede haber, aquél que expone sus ideas sin dejar hablar a los demás, el que tiene una sola verdad, cuando lo que el otro argumenta es siempre una falacia, cuando lo que el otro propone siempre es malo, cuando no se reconoce las obras del adversario, cuando no reconocen sus logros y éxitos académicos, el menosprecio hacia el adversario, el ataque antes que la argumentación, todo esto lo puedo ver en los fanáticos.
¿Que retal de mi vida es el de este relato? pues prácticamente toda mi vida desde que tengo uso de razón, pero si tengo que destacar algún momento cívico mas que político, fue cuando fui miembro de mesa, secretario para ser exacto, días antes fuimos a una charla donde nos indicaban como era el funcionamiento del proceso electoral. Ese mismo día muchos se abastecían de alcohol ya que había la llamada "ley seca" es decir no se podía vender ni consumir alcohol, irónicamente parecía que la gente consumía mas alcohol el día de las votaciones. El día de las elecciones llegué en mi moto, el ejército vigilaba el colegio en donde me tocó ese privilegio, yo iba con la esperanza de que alguna chica buena vote en mi mesa y así guiñarle el ojo y sacar algún teléfono, pero no fue así, tras varias horas compartiendo experiencias con dos totalmente extraños personajes, dos latas de atún, galletas y frugos (zumo de melocotón), se hizo el recuento con algún estúpido queriendo impugnar un voto porque se había salido milimétricamente el aspa de la casilla de votación, tras reírme de las ocurrencias que ponía la gente en los votos, algunos dibujos dignos del Chesu (periódico colección de entretenimiento y ocio semanal), ganó Alberto Fujimori por segunda vez, la verdad es que no me lo podía creer, aunque fue por muy poquito, el pueblo había dictaminado.
Algunos suelen votar por el que tiene mejor floro, el mas simpático, incluso el que les regala cosas, el que les promete lo imposible, hasta porque el que mas imitan, pero si pudiéramos escuchar que es lo que propone cada uno y como piensa realizarlo, otros serían los resultados.
En cada proceso electoral hacemos política, y talvez estemos equivocados en algunos conceptos, pero hay que defender nuestro pensamiento con argumentos, no caigamos en el fanatismo, escuchemos a todos que tienen que decir y proponernos, no cerremos nuestra mente a un par de opciones, recapacitemos y si tenemos que recular y cambiar nuestro voto porque otros argumentos han sido mas convincentes que el de nuestro primer candidato no hay que tener miedo y hagámoslo.

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