Existe un amor y odio entre niños y niñas, es una etapa que se inicia mas o menos a los seis o siete años en la cual nos separamos como en dos bandos; luego pasan los años y esa chica que tanto odiabas se convierte en la que quieres que sea tu enamorada, talvez por eso mi sobrino no entendía porque esta niña mayor lo molestaba y yo entendía que era por aquél motivo.
Bueno al parecer mi sobrino ha sabido solucionarlo, no se si siguió mi consejo y le dijo que si tanto lo molestaba era porque le gustaba y quería que sea su novio, creo que con eso se iba a morir de la vergüenza, o talvez se olvidó que era una niña y le devolvió algún golpe.
Lo de mi sobrino me trajo a la mente mis peores pesadillas de niño, y seguramente algunos de mis amigos del colegio ni se percataron o no se acuerdan, de lo mal que lo pasé algunos años en mi época de colegial.
Todo empezó en el kinder o jardín de cinco años, un par de chicas, que no pondré nombre porque las podrían conocer alguno del colegio, me hicieron un tipo de bullying, pues no me dejaban en paz, me jalaban el cabello, me empujaban, me cogían de la cabeza para darme besos, era insoportable, la miss de aquel entonces, sino me equivoco Marlene, tuvo que cambiarme de sitio a uno que esté muy alejado de aquellas niñas, la verdad es que no entendía porque me molestaban de esa manera, cada vez que venían ese par de la mano hacia mi me ponía nervioso y quería escapar, sinceramente no se si lo hacían con otros niños, pero la pasé muy mal, solo fue una temporada, creo que se aburrieron y para mi suerte cambiaron de víctima.
Pasaron los años y el problema con estas niñas se esfumó, todo transcurría con normalidad con respecto a lo que mujeres se refiere, pero llegó quinto de primaria, yo seguía sin jugar a la mamá y al papá, y surgieron las segundas acosadoras en mi vida, yo no se si era una apuesta o que, en el colegio eran dos secciones (aulas) por año, y por aula había un grupo de dos a cuatro chicas cada uno, y cada recreo me esperaban para lanzarme piropos, al comienzo me pareció extraño, luego ya raro, cuando empezaron a darme cartitas ya me entró miedo, era una experiencia nueva para mi, y es que no era una chica la que se me insinuaba sino varias, era un acoso terrible, salía del baño ahi estaban esperando para lanzarme un beso volado, me castigaban y salía de la dirección y ahí estaban esperando para darme una carta, y claro mis amigos también estaban ahí para hacer preguntas y reírse, eso ya me empezó a afectar y hubo recreos en los que no salía del aula solo por el aburrimiento de verlas, además para evitar las burlas de mis amigos, que claro que una chica te molestara a esa edad era motivo para hacer mofa todo el año. Quinto de primaria se pasó muy pero muy lento.
El sexto año es el último de la educación primaria en Perú, tras lo cual se pasa a secundaria y en el caso de mi colegio a otra sede y con otro nombre, por lo que las susodichas ya no me molestarían. Sin embargo en sexto empecé a crecer y a tener cierto interés por el sexo opuesto, ese odio se convertía mas en curiosidad, y con el pasar del tiempo crecía mas ese interés, así que estaba deseando pasar a secundaria y reencontrarme con mis acosadoras.
Cuando pasé a secundaria estaban ahí, ya había crecido, algunas de ellas guapísimas y otras pues estaban ahí, pero ninguna quería acosarme, evidentemente con el desarrollo les llegaron pretendientes, y se esfumaron los sueños de niñez.
Así que cuando mi sobrino me contó que una chica lo empujaba o tiraba del cabello, inmediatamente me vino el recuerdo de mis acosadoras y en lo guapas que se "convirtieron" algunas, entonces le dije que le diga algo bonito que seguro se avergonzaría y dejaría de fastidiar, porque quien sabe que ese detalle le pueda servir en el futuro.
Foto : mis sobrinos Nicolas y Sebastian llamando a su tío Edwin
Que chevere tu relato hermano :) katty
ResponderEliminarGracias, ya sabes dile a Sebas que les responda bonito que luego se puede arrepentir jajajaja
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